Alejandra Rubio Ruiz
En el post anterior, comentamos los beneficios biológicos e inmunológicos de la lactancia materna.
Hoy vamos a referirnos a las ventajas a nivel psicológico.
Si algo necesita un bebé nada más nacer es cercanía física para establecer un vínculo afectivo adecuado.
Necesita seguridad al lado de su madre tras salir a un mundo nuevo para él, lleno de luces, sonidos, ruidos, personas, olores… ,es decir, de estímulos que no conoce.
Con esta seguridad, la mamá le ofrece una sensación de continuidad antes y después del nacimiento, le tiende un puente hacia la adaptación a un mundo nuevo para él.
El bebé, mira pronto a su madre y comprende que es amado y protegido, necesidad afectiva tan importante como el propio alimento.
Cuando un bebé llora porque tiene hambre, la prolactina (hormona implicada en la segregación de la leche materna, aumenta, contribuyendo a que la madre produzca más leche. El tener a los recién nacidos en la misma habitación de la mamá desde que nacen es algo muy beneficioso y positivo en este sentido.
Además, con la lactancia materna la madre libera hormonas que promueven los comportamientos maternos y mejora el vínculo afectivo.
Hoy además sabemos que los niños aprenden mejor cuando mantienen un lazo afectivo adecuado y positivo desde la infancia.
La lactancia materna hace que estos efectos positivos se den de forma natural.
Si por las razones que sea no es posible alimentar de forma natural y se utiliza leche de fórmula, tener mucho contacto físico con el bebé será muy beneficioso para establecer esa relación de apego tan necesaria.
Os esperamos en el siguiente post! 🙂